Aprendizaje activo: la clave para la educación de la generación Z
Los expertos de Steelcase definen cómo las escuelas pueden adaptar sus espacios para que los jóvenes aprenden mejor

Dejando atrás a los millennials, una nueva generación está siendo el centro de atención para las universidad y empresas: la Generación Z. De acuerdo con The Center for Generational Kinetics, ésta comprende a los nacidos a partir de 1996, por lo que sus seniors están alcanzando los 20 años. Ante esta nueva ola de jóvenes, las casas de estudio enfrentan el reto de reinventar la manera en que imparten habilidades básicas a los futuros profesionales que están dando sus primeros pasos en la educación universitaria y la vida laboral.
Para una generación que es verdaderamente nativa digital, las dinámicas deben ser diferentes, lo que, a su vez, requiere de aulas que realmente permitan nuevas maneras de enseñar y aprender.
En ese sentido, el aprendizaje activo puede cambiar por completo las reglas de juego, explicó Iván Tiquet, Director del área de educación de Steelcase México, líder mundial en innovación e investigación para espacios que fomenten el bienestar y la creatividad.
Según el Centro de Desarrollo Docente e Innovación Educativa del Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Monterrey, consiste en una estrategia centrada en el alumno que promueve la participación y reflexión a través de actividades de diálogo, colaboración, desarrollo y construcción de conocimientos, así como habilidades y actitudes.
Mientras tanto, “el aprendizaje activo tiene un poder disruptivo en los modelos tradicionales, pues permite a los estudiantes mantenerse involucrados y apropiarse de su propio conocimiento, además de que incorpora la tecnología sin convertirla en un factor de distracción, sino en un elemento más en el proceso educativo”, agregó el experto.
¿Cómo se traduce esto en una aula? La fórmula comienza con espacios flexibles que faciliten formas más colaborativas, móviles, que permitan el uso de tecnología de una manera más orgánica. Con base en esto, los expertos de Steelcase definen algunas formas para crear espacios que soporten el principio del aprendizaje activo:
- Diseñar pensando en la accesibilidad visual y física, dando a cada estudiante el mejor lugar posible y permitiendo tanto al docente, como a los estudiantes poder conectarse mutuamente.
- Incentivar que los estudiantes puedan conectarse fácilmente y colaborar en proyectos.
- Diseñar pensado en una rápida reconfiguración de los espacios para que cambien de una exposición por parte del maestro, a un trabajo en grupo, sesiones creativas, discusiones, exámenes o proyectos, etcétera.
- Hacer que los pisos, muros y toda la infraestructura facilite el movimiento sencillo de mesas y sillas, al tiempo que contempla espacios que den mayor bienestar a los estudiantes mientras están en clase.
- Asegurarse de que el entorno apoye y refleje las metas académicas y la misión de la institución en armonía con la visión de sus planes de estudio.
“Existe un punto en común entre los salones de clase pensados en las nuevas generaciones y las tendencias emergentes en los entornos laborales; esto se debe a que los líderes de hoy y de mañana tienen formas similares de ver la productividad y la colaboración”, agregó Mario Cantón, directo de Customer Experience de Steelcase México.
“La generación Z, del mismo modo que la Millennial, tiene el potencial de cambiar las dinámicas laborales y formular ecosistemas de trabajo más productivos y dinámicos, lo que guiará a las organizaciones de una manera fundamentalmente más positiva”, concluyó.