Estudio revela que las oficinas modernas necesitan renovarse con un diseño más humano
La flexibilidad de los espacios de trabajo debe estar guiada desde cómo las personas perciben su entorno, hasta los diferentes estados que tiene durante su proceso de trabajo.

Las empresas comienzan a ver los beneficios que tiene el hecho que sus empleados estén satisfechos con su entorno. Un nuevo estudio reafirma esta idea y demuestra que, incluso si una oficina cuenta con sillas ergonómicas, mesas ajustables y áreas de descanso, otros factores también siguen siendo determinantes —como el color de los muros, los aromas percibidos y las texturas del mobiliario—, pues permiten a los trabajadores sentirse inmersos en un verdadero ambiente de bienestar.
La firma italiana Il Prisma, distribuidora de Steelcase, líder mundial en mobiliario para entornos laborales, condujo una investigación durante el rediseño de una oficina para comprobar qué tanto intervienen factores como los sentidos y la forma en que las personas se relacionan con su espacio de trabajo.
“Nuestro experimento se basó en el diseño sensorial y prueba cómo éste puede ayudar a la concentración y al aprendizaje”, aseguró la arquitecta Elisabetta Pero. “Las empresas deben despertar los sentidos de los empleados, no desactivarlos”, agregó explicando que de esta manera se facilita la reacción ante el entorno, favoreciendo la libertad de elección, así como métodos más flexibles de trabajo y colaboración.
El estudio requirió del uso de electroencefalogramas para medir la actividad eléctrica en el cerebro y un dispositivo para detectar el movimiento de los ojos y la dilatación de la córneas. De esta forma se evaluaron las respuestas a estímulos y cómo se generan diferentes estados mentales en determinados espacios que experimentan con texturas y tienen un acercamiento sensorial. Los expertos concluyeron que las oficinas modernas requieren de una visión de diseño más humano, el cual ayuda a personalizar y crear ambientes para diferentes tipos de tareas dentro de un solo espacio, mejorar las habilidades de aprendizaje y concentración en tareas individuales, así como potenciar la colaboración y el intercambio de ideas para la resolución de problemas en grupo.
Con base en el estudio, así como la intervención de los sentidos, las oficinas deben contemplar los siguientes estados mentales:
- Atención. Las personas son receptivas a todos los estímulos externos. Por ejemplo, una junta o una presentación ejecutiva.
- Concentración. Prestan atención a detalles alrededor de lo que realizan o con lo que interactúan. Por ejemplo, escribir o diseñar un material de trabajo, editar o revisar una base de datos.
- Aprendizaje. Similar al estado de atención, las personas toman este momento para retener información nueva. Aunque esto suele asociarse más con salones de clase, las reuniones de trabajo pueden crear este tipo de intercambios.
- Evocativo. Permite conectar y comparar estímulos con experiencia previas. Vital, sobre todo para tareas por definición creativas, además de ser un estado básico en lluvias de ideas entre colaboradores.
- Simplicidad. Facilita la comprensión de cualquier información que se reciba. Si esta condición no se está activa, puede llegar a una “fatiga cognitiva”.
- Calma. Un estado de relajación donde las personas están dispuestas interactuar efectivamente con su entorno. Espacios que no lo propicien tienden a generar inhibición y dañar el proceso de tomas de decisión.
Cuidar aspectos básicos de ambientación que se relacionan con los sentidos y ligarlos con las necesidades y estados mentales de los empleados ayuda a tener equipos más creativos e innovadores, explicó José Simancas, director comercial de Steelcase en México.
“Las empresas de hoy necesitan diseñar teniendo en mente todas las dinámicas que inspiren y mejoren el desempeño de las personas, ya que el talento sigue siendo lo más importante para las organizaciones”, dijo concluyendo que los espacios de trabajo que toman en cuenta estos factores intangibles se convierten en los lugares ideales para el bienestar y, consecuentemente, la productividad.